Amigos, este es el relato con el que participo en el concurso CONCURSO DE MICRORELATOS DE TERROR Y GORE
de Sotirios Moutsanas
Sara estaba en su casa. Tenía el corazón en vilo,
esperando a su padre transida, llena de pavor. Su padre era un desaprensivo, un
tirano, un hombre cruel por donde los haya; cuando volviera con el análisis de
que estaba embarazada, la degradaría, insultaría y lo más probable, acabaría con su vida. De pronto, se escuchó el chirrido del
ascensor, sus ojos destellaron de miedo, sus cabellos, negros, rizados, espesos
como un bosque tropical, se erizaron. Su cuerpo se estremeció, sus pupilas se
dilataron como el búho en la oscuridad, su cara se puso lívida, una ansiedad
aguda se apoderó de todo su ser. Sintió como sus horas terminaban en este
mundo. ¡Dios me salve! ¡Este es mi fin! Su padre con paso tranco abrió la
puerta. Sus ojos llameantes, infernales: parecía el príncipe del inframundo
.Pausadamente se acercó hacia ella. Cuando sus ojos se miraron con
detenimiento, Sara vio la muerte en
persona con su capucha negra y su guadaña, pidiendo su alma. Le flaquearon las
rodillas, las lágrimas empezaron a verterse por sus mejillas con la fuerza de
la gota fría. Sus labios temblorosos pidieron clemencia. Un grito horripilante
cortó en dos el profundo silencio de la noche. Los vecinos aterrorizados
llamaron a la policía. Al llegar ellos
hallaron un espectáculo dantesco. Un enorme charco de sangre cubría el
pavimento donde yacía la pobre chica con un ictus de terror en su rostro; y con
sus ojos desmesuradamente abiertos parecían que fueran a salir de sus cuencas.
En el balcón se encontraba su padre tomando su café y fumando su cigarrillo
como si no hubiera sucedido nada.
Dicen muchas personas que el día veintidós de diciembre
en los tejados del edificio calle Serano… han vislumbrado a una chica con
camisón blanco ensangrentada con un enorme cuchillo clavado en su pecho,
pidiendo ayuda.
De su boca siempre salían las mismas palabras: “Socorro,
que viene mi padre”