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domingo, 14 de septiembre de 2014

Asesinato de medianoche



Amigos, este es el relato con el que participo en el concurso CONCURSO DE MICRORELATOS DE TERROR Y GORE

de Sotirios Moutsanas







Sara estaba en su casa. Tenía el corazón en vilo, esperando a su padre transida, llena de pavor. Su padre era un desaprensivo, un tirano, un hombre cruel por donde los haya; cuando volviera con el análisis de que estaba embarazada, la degradaría, insultaría  y lo más probable, acabaría con su vida.  De pronto, se escuchó el chirrido del ascensor, sus ojos destellaron de miedo, sus cabellos, negros, rizados, espesos como un bosque tropical, se erizaron. Su cuerpo se estremeció, sus pupilas se dilataron como el búho en la oscuridad, su cara se puso lívida, una ansiedad aguda se apoderó de todo su ser. Sintió como sus horas terminaban en este mundo. ¡Dios me salve! ¡Este es mi fin! Su padre con paso tranco abrió la puerta. Sus ojos llameantes, infernales: parecía el príncipe del inframundo .Pausadamente se acercó hacia ella. Cuando sus ojos se miraron con detenimiento, Sara  vio la muerte en persona con su capucha negra y su guadaña, pidiendo su alma. Le flaquearon las rodillas, las lágrimas empezaron a verterse por sus mejillas con la fuerza de la gota fría. Sus labios temblorosos pidieron clemencia. Un grito horripilante cortó en dos el profundo silencio de la noche. Los vecinos aterrorizados llamaron a la  policía. Al llegar ellos hallaron un espectáculo dantesco. Un enorme charco de sangre cubría el pavimento donde yacía la pobre chica con un ictus de terror en su rostro; y con sus ojos desmesuradamente abiertos parecían que fueran a salir de sus cuencas. En el balcón se encontraba su padre tomando su café y fumando su cigarrillo como si  no hubiera sucedido nada.

Dicen muchas personas que el día veintidós de diciembre en los tejados del edificio calle Serano… han vislumbrado a una chica con camisón blanco ensangrentada con un enorme cuchillo clavado en su pecho, pidiendo ayuda.

De su boca siempre salían las mismas palabras: “Socorro, que viene mi padre”